El ruido que no se calla: un plan lleno de promesas vacías

El Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz ha anunciado con bombo y platillo su Plan de Acción para la Mejora del Ambiente Sonoro. Sin embargo, la realidad de los vecinos de zonas afectadas por el ocio nocturno no refleja el optimismo que las autoridades intentan vender. ¿De qué sirve plantear la reducción de la contaminación acústica si no se cumplen las normativas vigentes?

La obligatoriedad de insonorizar locales de hostelería se estableció en 2010, pero más de una década después, bares y restaurantes siguen operando sin adecuarse a las exigencias. Peor aún peor, se continúan concediendo nuevas licencias sin asegurarse de que estos locales cumplan con los requisitos de insonorización. Esto es más que una falta de previsión; es una negligencia que perjudica la calidad de vida de los ciudadanos.

Por otro lado, la prohibición de consumir bebidas en la calle a partir de las 23:00h sigue siendo una ley en papel que rara vez se hace cumplir. Mientras tanto, los residentes continúan soportando noches ruidosas y molestas, sin ninguna mejora tangible en el horizonte.

Es hora de que el consistorio deje de hacer promesas vacías y empiece a hacer cumplir las normativas. Si de verdad se quiere construir una ciudad tranquila y respetuosa con sus vecinos, la acción debe comenzar por la aplicación estricta de las leyes ya existentes. Las palabras no reducirán el ruido, pero la acción sí.

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