Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer. En su búsqueda desesperada por mantenerse en el poder, ha entregado un cheque en blanco a Bildu, esa formación de la «extrema izquierda» que, por lo visto, ahora dicta la política de seguridad del país. ¿El resultado? La derogación de la Ley Mordaza. Pero, ¿qué significa esto realmente? Pues, a grandes rasgos, que la autoridad y la seguridad pública se convierten en una broma de mal gusto.
Primero, eliminamos las pelotas de goma. Que las fuerzas de seguridad se las ingenien para controlar multitudes violentas con “medios menos lesivos” – quizá con palabras bonitas, quién sabe. Mientras tanto, los delincuentes ganan terreno. Las sanciones por desobediencia ya no son graves, y si insultas a un agente de la ley, basta con retractarse. Sí, lo has leído bien: insultas, te arrepientes y ¡problema resuelto! ¿Cuánto tiempo pasará hasta que veamos a más agresores saliendo impunes de los tribunales saturados?
Pero esto no es una simple reforma, es la confirmación de la sumisión total del PSOE ante los caprichos de Bildu. Lo que no consiguieron tumbar en marzo, lo obtienen ahora como trofeo: la derogación de una ley que, aunque imperfecta, garantizaba un mínimo de control en las calles.
Con esta derogación, Sánchez ha cedido un pilar básico de la gobernabilidad a la extrema izquierda. La autoridad queda en entredicho y los agentes, expuestos. Los jueces, sobrecargados con juicios por desobediencia leve, se verán obligados a archivar casos sin consecuencias reales.
Este es el precio de la estabilidad política del PSOE: dejar la seguridad pública en manos de aquellos que no creen en ella. La rendición total a Bildu es solo el primer capítulo de una historia que promete aún más concesiones y menos protección para los ciudadanos. ¡Qué gran logro, señor Sánchez! ¡Qué brillante forma de garantizar que las fuerzas de seguridad se queden sin herramientas mientras los agresores se frotan las manos!
El gobierno ha sacrificado el respeto a la ley en nombre de la supervivencia política, y el país pagará las consecuencias.
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