¿Y si te dijera que en septiembre el Gobierno aprobó una reforma que permitirá a 44 etarras descontar las penas cumplidas en Francia? Te preguntarás: ¿Cómo es posible que nadie haya dicho nada? Pues bien, fue un truco digno de Houdini. Aprovechando una reforma anodina, eliminaron la disposición que impedía a estos terroristas rebajar sus condenas. Lo mejor de todo: fue aprobado por unanimidad. PP, Vox, todos. Nadie pestañeó.
Es fascinante ver cómo la política española gestiona la memoria histórica y la justicia. A las víctimas del terrorismo, como siempre, les piden paciencia, mientras que a los presos se les hacen «regalitos» legales. La AVT ha denunciado esta traición, pero ¿alguien los escucha?
Lo más irónico es que el ministro del Interior, Grande-Marlaska, negó en 2022 que esto fuera a suceder. Un pequeño detalle que olvidaron mencionar cuando Bildu y los letrados de los etarras se llevaron el premio gordo.
¿Es esto lo que llamamos justicia? ¿O simplemente la nueva norma para contentar a los que saben mover bien los hilos políticos? Mientras tanto, las víctimas solo pueden ver cómo el país olvida, una vez más.
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