El barrio de Coronación en Vitoria-Gasteiz enfrenta una realidad dura y dividida. Las ocupaciones en las lonjas del barrio han generado una creciente preocupación por la inseguridad, con robos, peleas, tráfico de drogas, acoso y violaciones que afectan a la convivencia y, sobre todo, a los comerciantes y vecinos de la zona. Sin embargo, la respuesta del Ayuntamiento, basada en operativos policiales de identificaciones puntuales, es vista por muchos residentes como una solución insuficiente y meramente simbólica, que no ataca las causas estructurales del problema ni ofrece alternativas habitacionales o sociales para quienes, excluidos del sistema, ocupan estos espacios como única opción.
El impacto de esta problemática ha creado una división significativa en el barrio. La Asociación Vecinal Errota Zaharra, históricamente alineada con posturas de la izquierda abertzale, rechaza las medidas policiales que considera represivas y discriminatorias. Para Errota Zaharra, el problema no se resolverá con un aumento de la presión policial, sino mediante la intervención de los servicios sociales, la creación de un plan de ayuda para las personas en exclusión y un control efectivo de los espacios desocupados en el barrio. Ellos abogan por la convivencia y denuncian que la actuación policial crea mayor estigmatización sin dar soluciones reales para quienes están atrapados en la precariedad. Desde su perspectiva, cualquier manifestación o reclamo por mayor seguridad debe evitar «la crispación y el odio», ya que ven que tales posturas sólo fragmentan más al vecindario y crean conflictos entre los mismos residentes, sin resolver el problema de fondo
El conflicto en Coronación revela, en el fondo, las fallas de las políticas de integración y los vacíos en la política migratoria y social en Vitoria. El Ayuntamiento se enfrenta al reto de generar una respuesta que vaya más allá del despliegue de policía y atienda la complejidad de un barrio multicultural en el que las necesidades de seguridad de unos no deberían enfrentarse con los derechos y la dignidad de otros. En definitiva, Coronación pide una intervención efectiva que revitalice la convivencia, abriendo un debate urgente sobre el papel que deben jugar tanto las instituciones como los propios vecinos en la búsqueda de una solución justa y duradera.
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