Euskadi, en deuda con sus matronas y las mujeres embarazadas: Una crisis sanitaria que no se puede ignorar

Es sorprendente y profundamente frustrante que, en una comunidad como Euskadi, conocida por su desarrollo y calidad de vida, la atención obstétrica esté al borde del colapso. Con una tasa de 3,88 matronas por cada 10.000 mujeres, estamos muy por debajo de la media europea de 9,1. Aunque Osakidetza defienda sus cálculos al centrarse solo en mujeres en edad fértil, lo que eleva la cifra a 13,2 por cada 10.000, las matronas mismas han dejado claro que esto es solo maquillaje estadístico. La realidad es otra: están desbordadas, saturadas y luchando por mantener un servicio esencial que se desmorona ante sus ojos.

Matronas sobrecargadas y desmotivadas: ¿Quién sostiene este sistema?

Detrás de estos números hay mujeres profesionales que trabajan en condiciones insostenibles. Altas tasas de interinidad, contratos temporales y una carga laboral que no deja respiro. Es habitual que las matronas de Osakidetza tengan que encadenar sustituciones o trabajar más allá de sus límites para cubrir bajas, vacaciones o simplemente la falta crónica de personal.

¿El resultado? Desmotivación y peligro. Nadie puede esperar que un servicio sanitario funcione al máximo nivel cuando sus profesionales no tienen estabilidad laboral ni tiempo suficiente para atender a cada paciente con la dedicación que merecen. Además, la saturación no es solo un problema laboral; aumenta el riesgo de errores médicos y reduce la calidad de la atención obstétrica. Esto debería ser inaceptable para cualquier sistema que se considere avanzado.

Mujeres embarazadas: víctimas de una gestión ineficaz

En medio de esta crisis, las grandes perjudicadas son las mujeres embarazadas. Las largas listas de espera, la falta de consultas disponibles y la pérdida de servicios como la planta de ginecología y obstetricia de Cruces son una prueba de cómo las decisiones políticas afectan directamente a la ciudadanía.

Imaginemos a una mujer embarazada en Euskadi, enfrentándose a un sistema donde su seguimiento prenatal puede depender de la suerte: de si hay una matrona disponible o si el servicio está demasiado saturado para atenderla. Esto no solo pone en peligro su salud y la de su bebé, sino que genera una ansiedad innecesaria en un momento que debería estar centrado en el bienestar y la tranquilidad.

Promesas incumplidas: ¿Dónde está el gran pacto por la sanidad pública?

El lehendakari Imanol Pradales prometió un gran pacto por la salud para transformar Osakidetza. ¿Dónde están los resultados? Las matronas llevan tiempo alzando la voz, denunciando recortes, saturación y falta de planificación. Convocaron huelgas, comparecieron en el Parlamento vasco y solicitaron una mesa de trabajo para abordar estos problemas estructurales. Sin embargo, parece que todo se queda en promesas y titulares.

Mientras tanto, la interinidad sigue afectando a más del 30% de las matronas en Euskadi, y las mejoras reales brillan por su ausencia. Aunque se anunció un proceso para reducir la temporalidad por debajo del 8%, esto no soluciona los problemas inmediatos de saturación y falta de personal.

¿Por qué estamos así, si la tasa de nacimientos no es tan alta?

Aquí surge una pregunta clave: si la tasa de nacimientos en Euskadi no es especialmente alta, ¿por qué estamos en esta situación? Países europeos con tasas similares o incluso superiores no enfrentan esta crisis porque han priorizado la atención primaria y obstétrica como un pilar de su sistema sanitario. En Euskadi, parece que el foco ha estado en otras áreas, dejando que servicios esenciales como este se deterioren.

La salud pública no puede esperar más

Es hora de pasar de las palabras a los hechos. Las matronas necesitan estabilidad, recursos y apoyo. Las mujeres embarazadas merecen un sistema que les garantice una atención de calidad, sin importar dónde vivan o cuántas consultas necesiten.

El Gobierno Vasco tiene la responsabilidad de cumplir sus promesas y de priorizar una sanidad pública que no deje a nadie atrás. Esto no es solo una cuestión de estadísticas o presupuestos; es una cuestión de derechos fundamentales. La atención obstétrica no es un lujo, es una necesidad básica.

Euskadi puede y debe hacerlo mejor.

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