
Otra vez, otro apuñalamiento. Otra agresión violenta en las calles de Vitoria. Otra víctima que pudo haber perdido la vida a manos de alguien que, en teoría, estaba bajo la tutela del Estado. ¿Y ahora qué? ¿Otra condena vacía por parte del Ayuntamiento? ¿Otro llamamiento del Gobierno Vasco a la «convivencia»? ¿Otra justificación de la Diputación Foral de Álava diciendo que «no se pudo prever»?
Un menor tutelado suelto en la calle a las 5 de la mañana: ¿quién responde por esto?
El caso es escalofriante. Un joven vuelve a casa tras disfrutar del Carnaval y es atacado con un cuchillo de sierra. Tres puñaladas: en el muslo, en el pecho y en la espalda. No fue un acto impulsivo, no fue un «error juvenil». Fue un ataque violento, con la intención clara de robarle y hacerle daño.
El agresor, un menor extranjero no acompañado (MENA), estaba bajo la tutela de la Diputación. Pero, en vez de estar en su centro de acogida, a la hora fijada, deambulaba por las calles de Vitoria armado con un cuchillo. ¿Cómo es posible que un menor tutelado, que supuestamente está bajo supervisión, pueda salir, cometer un crimen y volver como si nada? ¿Nadie se preocupa por lo que hacen estos jóvenes cuando salen del centro?
La pregunta es simple, pero la respuesta es incómoda para el Ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno Vasco: ¿Quién es responsable de este delito?
Un sistema de tutela que fracasa cada día
Se nos dice que el sistema de tutela de menores extranjeros no acompañados existe para protegerlos, para darles educación, oportunidades y un futuro mejor. Pero la realidad es bien distinta: estos menores llegan sin formación, sin control, sin arraigo y, en muchos casos, sin intención de integrarse.
Se les asigna un centro de acogida, pero sin un control real sobre lo que hacen una vez salen a la calle. Se les llena de buenas palabras sobre inclusión, pero se les deja vagar por las noches sin educación, sin oficio y sin obligaciones. El resultado es evidente: cada vez más delitos, más sensación de inseguridad y más víctimas.
Lo peor de todo es que este no es un caso aislado. Cuatro apuñalamientos en un mes en Vitoria. ¿De verdad alguien cree que esto es normal?
El Ayuntamiento y el Gobierno Vasco, responsables por inacción
Cada vez que ocurre un hecho violento como este, las autoridades se apresuran a decir que «la seguridad está garantizada». Mientras tanto, los ciudadanos de Vitoria saben que esto es mentira. Salir a la calle de noche ya es un riesgo. Caminar solo puede costarte la cartera, el móvil… o la vida.
¿Dónde están el alcalde y su equipo cuando la gente siente miedo de volver a casa? ¿Dónde están los responsables del Gobierno Vasco que insisten en que estos menores están “bien integrados”? Porque lo que vemos en las calles no es integración, es descontrol.
La política de acogida no puede ser simplemente abrir centros y soltar a los menores en las calles sin educación ni supervisión. No se trata de xenofobia ni de criminalizar a un grupo entero. Se trata de realidad: cuando un modelo de tutela permite que menores terminen cometiendo delitos violentos, ese modelo ha fracasado.
Justicia para la víctima, seguridad para todos
Hoy, la víctima de este brutal ataque se recupera en casa, con el miedo de haber estado a milímetros de la muerte. Pero, ¿qué pasará con el agresor?
- ¿Volverá a su centro tutelado como si nada?
- ¿Se le impondrá simplemente una orden de alejamiento, como si eso protegiera realmente a alguien?
- ¿O se tomarán medidas serias para evitar que un caso así vuelva a repetirse?
Si no queremos que Vitoria se convierta en otra ciudad dominada por la delincuencia y el miedo, es hora de cambiar este modelo de tutela que no protege a nadie.
👉 Mayor control sobre los menores tutelados.
👉 Sanciones reales para quienes cometan delitos violentos.
👉 Más seguridad en las calles.
Las víctimas merecen justicia. Los ciudadanos merecen seguridad. Y los responsables políticos, desde el Ayuntamiento hasta el Gobierno Vasco, deben rendir cuentas por el desastre que están permitiendo.
¿Hasta cuándo seguirán mirando hacia otro lado?
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