¿Competitividad o Recaudación? El País Vasco, en la encrucijada fiscal

El País Vasco parece haberse acostumbrado a una fórmula de recaudación que, si bien ha llenado las arcas, no ha mejorado significativamente el bienestar de su población. Desde 2008, la región ha visto cómo los ingresos fiscales crecen a un ritmo vertiginoso, mucho más rápido que su PIB. Pero, ¿dónde está ese «bienestar» que se nos promete cada vez que suben los impuestos? Es preocupante ver cómo la desigualdad sigue en aumento y la pobreza energética afecta ya a un 9,3% de los vascos​. A pesar de estos datos, seguimos apostando por el mismo modelo: recaudar más, sin importar si eso traduce en un verdadero cambio.

Rentas bajas: La excepción que confirma la regla

Es cierto, en el País Vasco las rentas más bajas disfrutan de una fiscalidad más amable que en otras regiones de España. Pero no nos engañemos: este alivio no compensa las graves carencias en innovación, competitividad y crecimiento. La economía vasca, aunque resistente, no logra despegar al nivel de otras comunidades como Madrid, que ha consolidado su lugar como polo de atracción de talento y empresas​.

Mientras en Euskadi las rentas más altas se ahogan bajo una presión fiscal del 49%, en Madrid los mismos contribuyentes pagan un 45,5%​.

Esta diferencia no es baladí: significa que mientras unos disfrutan de incentivos para crecer, aquí las cargas fiscales ahuyentan a los que deberían estar creando empleo y riqueza.

Competitividad en caída libre

Uno de los problemas más graves es la pérdida de competitividad de la región. El informe de Orkestra señala que, aunque el País Vasco aún mantiene buenos indicadores de productividad y empleo, las pymes, columna vertebral de cualquier economía moderna, están rezagadas en términos de innovación​.

No podemos seguir ignorando que la presión fiscal sobre las empresas —especialmente las más pequeñas— está lastrando su capacidad para competir en un mercado global. La propuesta de Confebask de reducir el tipo de sociedades al 15% es un primer paso, pero insuficiente si no se aborda una reforma integral que alivie a las empresas y les permita invertir en crecimiento e innovación

¿Y el bienestar?

Lo más alarmante es que esta «fiebre recaudatoria» no ha mejorado de manera sustancial la calidad de vida. Si bien el País Vasco tiene niveles más bajos de pobreza y desigualdad en comparación con el resto de España, estos indicadores han empeorado desde 2020. La pobreza energética sigue creciendo, y la renta mediana disponible de los hogares ha caído en mayor proporción que en otras comunidades​.

En resumen, estamos pagando más, pero recibiendo menos. El Estado de Bienestar, tan defendido como concepto, parece haberse quedado en el papel mientras la realidad muestra una erosión constante de la calidad de vida.

Conclusión: Una región a la espera de una reforma

La situación del País Vasco exige una reflexión profunda y un cambio de rumbo urgente. Es hora de preguntarnos si queremos seguir en esta senda de recaudación sin fin, o si buscamos un modelo que equilibre la competitividad, el crecimiento y el bienestar real de la ciudadanía. Madrid y otras regiones han demostrado que es posible atraer talento y empresas sin desmantelar los servicios públicos. ¿Podrá Euskadi hacer lo mismo antes de que sea demasiado tarde? Las respuestas no vendrán de más impuestos, sino de una política fiscal inteligente y justa.

Este debate no es solo fiscal; es sobre el futuro que queremos construir.

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https://www.elcorreo.com/economia/confebask-pide-suavizar-irpf-rentas-medias-altas-20241009010734-nt.html

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