Las recientes denuncias sobre el estado de las residencias de mayores en Vitoria abren un debate urgente sobre la atención a nuestros ancianos y las condiciones de quienes los cuidan. Familias de la ciudad expresan su indignación ante las condiciones que enfrentan sus seres queridos, quienes, a pesar de pagar sumas elevadas, no reciben un cuidado adecuado.
El problema es doble: por un lado, el coste altísimo de las residencias se convierte en una carga desproporcionada para las familias. Por otro lado, los trabajadores reciben sueldos bajos y enfrentan jornadas agotadoras, lo que se traduce en una alta rotación y sobrecarga laboral. La combinación de ambos factores pone en riesgo el bienestar de los residentes y reduce la calidad de vida de las trabajadoras.
¿Dónde están las autoridades? La falta de regulación y supervisión de estos centros deja en evidencia que la rentabilidad ha pasado a primer plano, relegando la dignidad y el respeto que merecen nuestros mayores y sus cuidadores. En un modelo donde los servicios esenciales son privatizados sin un control riguroso, resulta más difícil asegurar un servicio de calidad. Vox, en su programa, propone la recentralización de la sanidad, argumentando que un sistema unificado facilitaría la igualdad y control en servicios como estos.
¿Cuál es el costo de no actuar? La situación es insostenible para las familias y una clara muestra de desigualdad económica y social. La inversión en atención geriátrica debe ser prioritaria, y es hora de considerar modelos que garanticen un mínimo de personal adecuado en cada residencia, así como condiciones dignas para los empleados.
Conclusión La situación en Vitoria no es aislada, pero es un claro llamado a revisar el modelo actual de residencias y exigir una regulación que realmente ponga a las personas en primer lugar. Nuestros mayores merecen un final de vida digno y nuestras trabajadoras condiciones justas. La crisis de las residencias en Vitoria es, en última instancia, un reflejo de un sistema que necesita cambios urgentes para garantizar que el cuidado no sea un lujo sino un derecho.
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