El peligro latente del resurgimiento violento con la excarcelación de ‘Txapote’

La inminente excarcelación de Xabier García Gaztelu, conocido como ‘Txapote’, debería encender todas las alarmas, no solo en el ámbito judicial, sino también en el político y social. Este exjefe militar de ETA, condenado por una docena de asesinatos y sin muestra alguna de arrepentimiento, está a punto de recuperar su libertad gracias a una controvertida reforma que computa las penas cumplidas en Francia. Lejos de alinearse con el actual discurso pacifista de la izquierda abertzale, ‘Txapote’ representa un riesgo grave para la paz y la estabilidad lograda en el País Vasco y España en las últimas décadas.

La sombra del pasado: ¿Un regreso de la violencia?

‘Txapote’, uno de los miembros más letales de la banda terrorista ETA, nunca ha renegado de su pasado violento. A pesar de haber sido encarcelado durante más de dos décadas, su discurso no ha cambiado: sigue orgulloso de los años de terror que sembró en España. Lo más alarmante es su distanciamiento progresivo de Sortu y EH Bildu, formaciones que, aunque herederas del movimiento abertzale, han renunciado públicamente a la violencia para avanzar en la política institucional. Pero ¿qué ocurre cuando figuras como ‘Txapote’, sin remordimiento alguno, empiezan a acercarse a los grupos disidentes que no descartan un retorno a las armas?

El riesgo es real y palpable. En sus conversaciones filtradas desde la cárcel, tanto él como su pareja, Irantzu Gallastegi, han expresado su nostalgia por los tiempos en los que ETA seguía activa. Este tipo de declaraciones no son solo peligrosas por lo que representan, sino por el eco que pueden tener entre sectores más radicalizados. El descontento con la actual línea pacifista de EH Bildu, sumado a la presencia de disidentes en el entorno de García Gaztelu, es un cóctel que podría revivir la pesadilla del terrorismo en España.

Un líder para los disidentes: ¿’Txapote’ al frente de una nueva ola de radicalización?

El mayor temor para Sortu y EH Bildu es evidente: ‘Txapote’ podría convertirse en un líder para los disidentes que rechazan la disolución de ETA y sienten que la lucha armada aún tiene sentido. Mientras Arnaldo Otegi y otros líderes de la izquierda abertzale han optado por la vía política y los acuerdos institucionales, García Gaztelu representa una facción que se siente traicionada por esa evolución. Su distanciamiento público y la firma de cartas apoyadas por sectores críticos son señales claras de que ‘Txapote’ no está dispuesto a cerrar la página de la violencia.

En un contexto donde el fin de la dispersión de los presos ha generado un nuevo espacio de convivencia entre los disidentes y el colectivo oficial, la figura de ‘Txapote’ toma aún más relevancia. Los grupos disidentes no han tenido, hasta ahora, un líder de peso que pudiera unificar sus voces. Pero con García Gaztelu libre, esto podría cambiar. Y lo que hoy parece una minoría radical podría convertirse en una amenaza más seria si consigue organizarse en torno a figuras como la suya.

La paz en peligro: ¿Estamos preparados para una nueva amenaza?

Después de décadas de lucha contra el terrorismo de ETA y de un proceso de paz doloroso, la sociedad vasca y española no pueden permitirse un regreso a la violencia. Sin embargo, la liberación de ‘Txapote’ y su potencial liderazgo entre los sectores disidentes debe ser tomado como un aviso urgente. No podemos cerrar los ojos ante la posibilidad de que el terrorismo resurja en nuevas formas, alimentado por figuras carismáticas que se resisten a aceptar el fin de la violencia.

El gobierno y las instituciones deben estar atentos y actuar con firmeza. La excarcelación de etarras como García Gaztelu puede ser un símbolo de la reconciliación, pero no podemos olvidar que la reconciliación solo es posible con el arrepentimiento. ¿Qué justicia podemos ofrecer a las víctimas cuando los responsables de sus sufrimientos no muestran ni el más mínimo remordimiento? Las heridas de la violencia terrorista siguen abiertas, y permitir que alguien como ‘Txapote’ regrese a las calles sin haber pagado su deuda moral con la sociedad es un error que podría costar caro.

Conclusión: no subestimemos el peligro

El camino hacia la paz ha sido largo y doloroso, pero no está garantizado. La liberación de ‘Txapote’, un criminal orgulloso de su pasado y cercano a los disidentes de ETA, es una señal de alerta que no podemos ignorar. El riesgo de que él, o quienes le sigan, intenten resucitar la violencia está presente. Debemos estar vigilantes y ser conscientes de que la paz es frágil y que figuras como García Gaztelu pueden ser el germen de una nueva amenaza.

El futuro de la convivencia en el País Vasco y en España depende de que la sociedad, las víctimas y las instituciones no bajen la guardia.

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https://www.elcorreo.com/politica/txapote-orgulloso-pasado-problema-sortu-20241013004808-nt.html

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