La hostelería de Álava, especialmente en los barrios de Vitoria, está al borde del colapso. Un sector ya golpeado por la pandemia, la crisis económica y los efectos de la guerra de Ucrania enfrenta ahora un nuevo desafío: un convenio colectivo que amenaza con ser la última estocada para cientos de pequeños negocios.
Mientras SEA Hostelería, representante de grandes cadenas y hoteles, negocia con los sindicatos, el pequeño hostelero observa desde la barrera cómo se toman decisiones que podrían llevar a su ruina. Es indignante, pero no sorprendente. Los bares de barrio, que sostienen la vida y la cultura local, ni siquiera están representados en la mesa de negociación.
El anterior convenio, firmado bajo la presión de una huelga durante la Final Four, ya dejó una amarga lección para estos negocios. Ahora, la amenaza de paro para el puente de la Constitución y el Ardoaraba vuelve a inclinar la balanza. SEA Hostelería, bajo presión, ha cedido con propuestas que los pequeños hosteleros no pueden permitirse, arrastrándolos a una situación insostenible.
¿Quién defiende a los bares de barrio?
Estos establecimientos no solo son negocios; son el corazón de nuestras comunidades. Allí nos reunimos, celebramos y lloramos. Son lugares donde un café se convierte en conversación y donde el vecino encuentra una sonrisa. Pero detrás de esa barra, hay un propietario agotado, haciendo malabares para pagar facturas, proveedores y salarios.
El problema radica en la desconexión total entre quienes negocian el convenio y quienes más lo sufrirán. SEA Hostelería no escucha, ni representa, a los bares de barrio. La alta hostelería tiene características y márgenes completamente diferentes a los de un bar familiar, que apenas subsiste con una clientela fiel pero limitada.
Un convenio que puede ser la puntilla
Si se aprueba un acuerdo diseñado para grandes cadenas, los pequeños hosteleros se enfrentarán a subidas salariales y condiciones laborales que, aunque necesarias, no están adaptadas a su realidad económica. Esto podría traducirse en más cierres, pérdida de empleos y barrios cada vez más vacíos, sin esos puntos de encuentro que dan vida a las calles.
Una solución a tiempo
Es urgente que SEA Hostelería abra las puertas al diálogo con una representación real de los pequeños hosteleros. Si la normativa impide sumar nuevos integrantes a la mesa de negociación, al menos debe haber un compromiso ético para escuchar sus inquietudes y trasladarlas de manera firme. Estos empresarios merecen ser escuchados. Su desaparición sería una pérdida irreparable para nuestra ciudad.
El futuro de la hostelería de barrio pende de un hilo, pero no todo está perdido. Con empatía, diálogo y una voluntad real de encontrar soluciones equilibradas, aún podemos salvar este sector. SEA Hostelería tiene la responsabilidad de demostrar que está al servicio de todos, no solo de unos pocos.
Conclusión: un llamado a la reflexión
Álava no puede permitirse perder los bares de sus barrios. Cada cierre no solo es un negocio menos, es un vecino que pierde su sustento, una comunidad que se queda más fría. Si queremos conservar esa esencia que nos hace únicos, es momento de actuar con responsabilidad y humanidad.
#HosteleríaDeBarrio #CrisisHostelería #ConvenioLaboral #VitoriaGasteiz #JusticiaLaboral